Antonio Vallés Arándiga, del Departamento de Psicología de la Salud de la Universidad de Alicante, ha presentado en este artículo una panorámica bastante completa y sintetizadora que sitúa la comprensión lectora en relación con procesos psicológicos de variada naturaleza. Tras una breve presentación sobre la concepción de lectura, los modelos representativos básicos de la misma y su importancia curricular y cognitiva, como eje del procesamiento de información y favorecedora de otras capacidades básicas como la imaginación, enumera y explica los mecanismos perceptivos (visuales o táctiles, en el caso de invidentes) involucrados en ella, y vinculados directamente con la atención selectiva, el análisis secuencial, la síntesis y la memoria a corto y largo plazo. Destaca, claro está, que son los procesos cognitivo-lingüísticos, donde también actúan ambas memorias y el procesamiento secuencial, los que ocupan un lugar central en la comprensión, pero sin olvidar, y dándoles la importancia que merecen, otros que pudieran parecer más tangenciales como son los procesos afectivos ligados a la experiencia lectora, que en muchas ocasiones son la fuente del rechazo o evitación que se produce en los escolares en relación con esta actividad.