El escritor malagueño Rafael Ábalos ha conseguido lo que ningún escritor español en EEUU, ganar el International Reading Association Children's Book Award del 2008 con su novela Grimpow, que se ha traducido a una treintena de idiomas. Con esta novela Ábalos se ha configurado como uno de los escritores de literatura infantil y juvenil más importante del panorama literario en español. A Grimpow le han seguido otros éxitos como Kôt o Poliedrum.
AECL:
Nueva etapa como escritor de Rafael Ábalos. ¿Qué nos puede adelantar de su próxima novela?
Rafael Ábalos:
Siempre he pensado que la vida no debe ser lineal, y hacía tiempo que deseaba emprender un nuevo proyecto literario, alejado de la narrativa "juvenil" que ha predominado en mis 7 libros publicados hasta ahora. De algún modo, quería escribir una historia distinta, más realista y actual, desprovista de cualquier elemento mágico o fantástico, y dirigida a un público adulto. Fruto de ese propósito ha sido mi nueva novela "EL PÉNDULO", que será publicada el próximo mes de noviembre por la editorial Plaza & Janés y que, en esencia, es un intenso thriller repleto de intrigas con connotaciones paranoicas muy actuales, narrado en primera persona por una periodista de Nueva York implicada en dos tramas insólitas, que la hacen oscilar entre la verdad y la mentira con el movimiento cíclico y constante de un péndulo de Foucault.
EL PÉNDULO, por Rafael Ábalos
Dos años después de la llegada de Barack Obama a la presidencia de Estados Unidos, un hombre negro aparece ahorcado en la sede de Naciones Unidas en Nueva York, con una nota clavada en el pecho que amenaza con "hacer desaparecer el cielo y hacer temblar la Tierra".
El FBI mantiene en secreto la noticia, y Donovan, jefe de prensa de la ONU, es el responsable de que el insólito suceso no trascienda a los medios de comunicación. Pero no puede evitar compartir sus temores con la periodista Loanne Harvey: ¿quién es el hombre que ha sido asesinado?, ¿qué significa esa nota apocalíptica?, ¿quién está detrás de la muerte?, ¿qué amenaza se cierne sobre Naciones Unidas?.
A partir de ese momento, Donovan y Loanne se verán envueltos en una intensa intriga de connotaciones paranoicas, que adentrará a los protagonistas en una trama plagada de trampas, engaños y conspiraciones, haciéndolos oscilar entre la verdad y la mentira con la cadencia constante de un péndulo en movimiento.
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El péndulo es un inquietante thriller policíaco, construido con la precisión de un reloj, en el que se reflexiona sobre la histeria conspirativa que vive nuestra sociedad moderna y el control excesivo, cada vez más cuestionado, de los gobiernos democráticos sobre la población. Una lectura trepidante y actual.
AECL:
Sus novelas han sido traducidas a 25 idiomas ¿qué se piensa al sentir el tacto de las ediciones menos comunes como la tailandesa?
R. A.:
Sobre todo la sensación de que algo tuyo está en manos de miles de personas de países y razas muy diferentes, que pueden leer una historia en una lengua muy distinta a la nuestra. Y quizá, lo que más me sorprenda, sea esa posibilidad de compartir internacionalmente una experiencia literaria a través de algo tan simple como un libro hecho de papel y tinta, en un mundo ominado por las nuevas tecnologías.
AECL:
Umberto Eco es piedra angular en la influencia de su primera y su última novela ¿en qué medida el escritor es consciente de la influencia de lo que se ha leído en lo que se escribe?
R. A.:
La verdad es que, en mi caso, con independencia de mi admiración por su genial obra literaria, la influencia de Umberto Eco en mis novelas es más casual que premeditada. Fue el propio Eco quien, con motivo de algunos malintencionados rumores de plagio en su novela "El nombre de la rosa", ya se refirió a la inevitabilidad de las coincidencias literarias, y, salvando las distancias, eso es precisamente lo que a mí me ocurrió con "GRIMPOW" y me ha vuelto a ocurrir ahora con "EL PÉNDULO", aunque, realmente, ninguna de mis novelas tenga nada que ver con las grandes obras del autor italiano, más allá de la Edad Media y la abadía en que se desarrolla parte de la trama de "GRIMPOW", y el péndulo de Foucault que aparece en mi nueva novela, no sólo porque en el atrio de la sede de Naciones Unidas de Nueva York cuelga uno del techo, sino porque de un modo intencionado, he querido involucrar al propio Umberto Eco en un capítulo de la novela, como experiencia metaliteraria que espero que sorprenda al lector.
AECL:
Para muchos autores escribir es un suplicio cuando se ausentan las musas pero un verdadero placer cuando están productivos, otros escritores se levantan mecánicamente a las 7 de la mañana para teclear su próxima novela en el ordenador bajo el lema “a mí que la inspiración me pille trabajando”. Para usted ¿escribir es un oficio o un placer?
R. A.:
Mi profesión es la de abogado y, aunque sigo ocupándome de algunos casos, dedico todo mi tiempo a escribir desde que descubrí por casualidad que podía inventar y contar historias. Escribir una novela es el resultado de una obsesión, de un desafío que supone crear un universo imaginario personal que acaba cobrando vida propia a partir de una simple idea inicial, que permite hacer visible lo inexistente. Y esa es una experiencia realmente mágica y muy divertida, que no me supone grandes esfuerzos ni me exige someterme a la disciplina de trabajo cotidiano de cualquier oficio. No tengo horarios fijos, puedo escribir de día o de noche, en el salón de la casa con mi familia viendo la televisión o en cualquier otro lugar, ya sea en jornadas laborables o en sábados, domingos y festivos. De manera que sí... creo que escribir, como leer, es para mí un verdadero placer.
AECL:
Escritor y lector. ¿Qué libro está leyendo ahora?
R. A.:
Cuando no escribo leo novelas muy distintas, y a la vez. Actualmente estoy leyendo "El mapa del Tiempo" de Felix Palma, "El sueño del celta" de Vargas Llosa, y, cómo no, "El cementerio de Praga de Umberto Eco.
AECL:
Las TIC invaden nuestras vidas: los móviles, la televisión a la carta, las redes sociales… ¿Qué opina del libro electrónico?
R. A.:
Como instrumento para la lectura, estoy convencido de que ningún invento humano, por muy avanzada que sea su tecnología, llegará a superar a un libro tradicional, que no necesita pantallas, ni baterías, ni cables para funcionar, porque todos los mecanismos tecnológico que se ponen en funcionamiento al leer un libro están en la mente del propio lector. Pero es indudable que en un futuro cercano, cuando el uso de las tabletas electrónicas se imponga y extienda socialmente como ya lo ha hecho el teléfono móvil, las novelas serán leídas en dispositivos digitales. Sin embargo, la cuestión más importante para mí no es si se leerá en un soporte u otro, sino si las generaciones futuras seguirán leyendo historias de ficción, una vez considerados los bajos índices de lectura y comprensión lectora de nuestros jóvenes.
AECL:
Propónganos una forma de fomentar la lectura.
R. A.:
No es fácil encontrar una fórmula mágica que acerque los libros a la juventud cuando su tiempo de ocio se despliega en torno al móvil, la televisión, Internet y los videojuegos. Así que soy de los que piensan que la mejor forma de fomentar la lectura está en los centros de enseñanza, dónde debiera prestarse una especial atención no sólo a leer novelas, sino a comentarlas, a descubrirlas, a divertirse leyendo... No deja de ser contradictorio que se dedique la mayoría de las horas docentes a asignaturas de todo tipo que los alumnos no son capaces de comprender porque les falta, precisamente, la capacidad de comprensión que sólo pueden adquirir leyendo.
AECL:
Recomiéndenos un libro.
R. A.:
Como hablábamos hace un momento de fomento de la lectura, y leer debe ser sobre todo divertido, recomendaré una novela -hoy es ya un best seller-, que a mí me pareció muy entretenida, aunque sin grandes pretensiones literarias, y cuyo título es muy sugerente: "La biblioteca de los muertos", escrita por Gleen Cooper y publicada por la editorial Grijalbo.
Nosotros nos quedamos con una recomendación propia para nuestros lectores: la saga Poliedrum.