El rumor del oleaje es una muestra perfecta del talento del prestigioso escritor japonés Yukio Mishima (1925-1970), pseudónimo de Kimitake Hiraoka. Publicada en 1954 esta breve novela situada en una pequeña isla del Japón cuenta una delicada historia de amor entre dos jóvenes: un rudo pero sencillo muchacho natural de la isla y una joven que llega nueva a la misma y que rápidamente llama la atención de todos los miembros de la comunidad por su belleza. Poco a poco iremos asistiendo al acercamiento entre los muchachos que fluctúa entre la inocencia y el erotismo, pero marcado sin duda por la atracción mutua que sienten. Otra muchacha enamorada previamente del joven y otro muchacho que también se ha fijado en la recién llegada provocarán (la primera de manera involuntaria y el segundo de manera muy voluntaria) que los enamorados tengan que enfrentar la oposición del padre de ella y que el muchacho tenga que superar una dura prueba para conseguir a su amada.
Pero la verdad es que esta sinopsis resulta engañosa, ya que el argumento, que es de una sencillez pasmosa no es precisamente lo que hace de esta novela el clásico que es. En cambio, si algo destaca de la misma es el lirismo que transmite la prosa de Mishima de principio a fin. Desde el primer momento nos vemos atrapados por la atmósfera bucólica de esa isla que parece apartada del progreso, y suspendida en el tiempo, en la cual se mantiene un estilo de vida tradicional dominado en todos sus aspectos por el mar: los hombres dedicados a la pesca enfrentando los peligros del mar en sus pequeños barcos y las mujeres dedicadas a bucear medio desnudas para recoger ostras del fondo marino. La descripción de ambas actividades que crean lazos de unión entre los miembros del mismo género (los hombres formando una especie de clubs sociales de jóvenes y las mujeres acostumbradas a ver sus cuerpos desnudos y a hablar de los mismos entre ellas con total confianza) constituye el trasfondo de la historia de amor y supone con la misma un contraste de una belleza difícil de explicar.
En definitiva, una pieza ideal para introducirse en la obra de uno de esos escritores que de no haberse suicidado tan joven, como luego haría su maestro y amigo Yasunari Kawabata, probablemente habría ganado el Premio Nobel de literatura como sí que hizo aquel, ya que su prestigio que ya era mucho en vida, no hizo más que crecer tras su muerte.
Yukio Mishima