Esta semana traemos a esta sección a un escritor que casi no necesita presentación, ya que casi todo el mundo ha oído alguna vez su nombre. Y es que Gustave Flaubert (1821-1880) es, sin duda, uno de los escritores más internacionalmente conocidos de la literatura francesa. Es notorio el largo trabajo de preparación que dedicaba a cada una de sus obras, no solamente porque investigaba hasta el más mínimo detalle histórico o técnico que pensase que le podía hacer falta para la construcción de su novela, sino porque además tenía verdadera obsesión por encontrar en cada momento la palabra exacta tanto en su significado como por su sonoridad. Y es que Flaubert es uno de los casos más radicales de escritor completamente comprometido con su arte y su estilo, caracterizado éste por un realismo cargado de pesimismo, ironía y moralismo.
Es evidente que si hay una obra indisolublemente ligada a Flaubert en el imaginario colectivo esa es Madame Bovary, que forma junto a Anna Karenina y La Regenta el triunvirato de “heroínas” que la literatura realista ha legado a la cultura occidental. Por eso mismo no parece muy necesario recomendarla. En cambio, ha quedado bastante olvidada hoy día la novela que recomendamos hoy: La educación sentimental. Publicada en 1867, es decir, más de diez años después de Madame Bovary, cuenta la historia del joven Frédéric Moreau y de su amor por Marie Arnoux. Aquel se enamora a primera vista de la señora Arnoux, mayor que él y casada con el señor Jacques Arnoux, y decide acercarse a ella como sea, para lo cual se introduce en el círculo social de los Arnoux. Se establece así un triángulo amatorio entre los tres personajes protagonistas, cuyo desarrollo se erige en el hilo conductor de la novela, pero que sirve además para presentar un fresco histórico de la alta y media sociedad francesa de la época a nivel social, económico y político.
L’Éducation sentimentale es, según algunos, la novela más moderna del creador de la novela moderna, y es además para muchos la mejor novela de Flaubert, por encima de Madame Bovary. De lo que no cabe duda es de que se trata de su proyecto más ambicioso y, tal vez, ahí radique también su principal defecto, ya que en ningún momento consigue amalgamar bien la historia ficticia de los personajes con el trasfondo histórico real. Aún así una novela como mínimo interesante.
Gustave Flaubert