Julieta Solórzano y Eliana Montero, profesoras de la Universidad de Costa Rica, plantean en este artículo cómo ha de construirse una prueba diagnóstica que mida la "lectura madura" en escolares de tercer grado de Educación General Básica. La "lectura madura" implica procesos mentales complejos y construcción significativa a partir del texto. Para medir la comprensión lectora se diseñó una prueba que abarcara tanto la comprensión literal como la inferencial mediante el modelo de Rasch. Una de las propiedades principales de este modelo es la relación de la habilidad de la persona frente a la dificultad del ítem, pero de forma independiente, lo cual permite una "objetividad específica". Explicados los principios estadísticos de la prueba, las autoras exponen la experiencia en la aplicación del test. Resulta muy interesante la aplicación de criterios como identificación de instrucciones, ordenación por grado de dificultad y estructura formal, ubicación en la misma página, creación de manual de aplicación... Cada nivel de lectura (literal e inferencial) estaba representado por quince ítems en tres niveles de dificultad. Los ítems fueron valorados por diez expertos y se seleccionaron solo los que alcanzaron un 75% de acuerdo entre las personas jueces. Finalmente, se muestran los resultados estadísticos de la prueba, se defiende su alta fiabilidad, y se definen a partir de ellos tres niveles de habilidad.